Me reencontré con ella y fui feliz

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Ella siempre me acompañó, de más cerca o más lejos. En las buenas y en las malas está ahí. Sabía que no me iba a abandonar, no todavía. Realmente la extrañaba y la necesitaba. Había pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro y fue muy difícil para mi mantener la distancia, aunque me decía que era para bien.

Soñé muchas noches con este momento. Y el primer reencuentro fue breve, pero mágico. Sentirla de nuevo, estar juntos como antes… Un instante con ella me devuelve la vida, y me da motivos suficientes para seguir en esta odisea que es volver. Ahora tengo la chance de empezar de nuevo y hacer mejor las cosas. No voy a acelerar los pasos ni repetir errores. Yo la adoro y no quiero perderla otra vez, no lo soportaría.

Con ella he compartido alegrías y tristezas, emociones y frustraciones. Por ella dejo de pensar, puedo olvidarme de mi mente y experimentar una sensación extraña de libertad. Todos mis problemas y locuras quedan atrás.

A través de ella tuve la oportunidad de hacer amigos y conocer gente que de otra forma no me hubiera sido posible, menos aún con mis habilidades sociales, otrora (incluso) menos hábiles. Ha sido mi anfitriona ante personas para las que de otra manera hubiera pasado desapercibido. Mucho de lo bueno que tengo y soy, se lo debo a ella.

Podrán decir que estoy loco, que no puede ser que muera así por ella. No puedo evitarlo. Me hace feliz. No creerían las cosas que he hecho por estar a su lado. Y es por esto, y más, que hoy quiero agradecerle a ella, mi eterna compañera:

Gracias…

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